miércoles, 9 de mayo de 2012

FUEGO CRUZADO. LUIS ASTUQUILLCA NARRA LOS DRAMÁTICOS MOMENTOS QUE VIVIÓ CON CÉSAR VILCA “Camachin nos están buscando, aguanta”


FUEGO CRUZADO. LUIS ASTUQUILLCA NARRA LOS DRAMÁTICOS MOMENTOS QUE VIVIÓ CON CÉSAR VILCA
“Camachin nos están buscando, aguanta”

Hombre de temple. César Vilca luchó por su vida durante dos días. Al final, tuvo el valor de pedirle a su amigo que lo dejara

Preparación. Luis Astuquillca curó las heridas de su amigo, que terminó herido durante los enfrenta-mientos con narcoterroristas

En momentos desafiantes como los que vivió el suboficial de la policía Luis Astuquillca en la selva de Cusco, en donde estuvo por 17 días, sale a relucir la madera de la que está hecho un hombre.

Su momento más dramático fue que al caer abatido el policía Lánder Tamani por las balas asesinas de la banda de los Quispe Palomino, tiene que cuidar a César Vilca, su 'camachín', su amigo, y literalmente arrastrarlo por el bosque para ponerlo a salvo de los narcoterroristas que querían cazarlos. Y después su angustia e impotencia cuando no puede evitar el fatal desenlace.

El sábado 14 de abril en la mañana, los suboficiales Luis Astuquillca y César Vilca estaban en la selva cusqueña, camuflados, tapados con hojas y ramas, en un recodo del impenetrable bosque. Astuquillca había arrastrado a Vilca, quien no podía caminar por la herida de bala que tenía en la pierna. Ya no estaban en la zona donde ocurrió el primer enfrentamiento con los terroristas y cayó abatido el suboficial Lánder Tamani.
Se mantenían vigilantes, “con el fierro caliente” por si regresaban los narcoterroristas. No habían dormido desde el jueves anterior, cuando el helicóptero los dejó “sembrados” en un punto a la derecha del lugar donde cayó la máquina de la capitana PNP Nancy Flores.
Vilca estaba herido desde el día anterior en que tuvieron el primer cruce de fuego con la banda de los Quispe Palomino. Astuquillca repelió el fuego enemigo y luego le dio los primeros auxilios a su “camacho” Vilca, y también frases de aliento. “Aguanta 'camachín', aguanta”, le decía.
“Toda la noche estaba despierto, no dormí nada, estaba con mi fusil, cargado para disparar por si bajaban esos malditos. Si ellos bajaban, yo les disparaba”, cuenta Astuquillca.
Después procedió a curarle a su malherido compañero, le puso un apósito para evitar la infección y le dio pastillas para el dolor, seguido de palabras de aliento. “De repente pasó un helicóptero, y yo escuchaba que había un enfrentamiento, que disparaban, escuchaba las metralletas, escuchaba las bombas, los morteros. Yo sentía que nos estaban buscando y le dije: 'Camachín', nos están buscando, aguanta, aguanta. Y le daba valor, y me daba valor”, relata.
El fuego cruzado que escuchaba Astuquillca a lo lejos, era el producido por la patrulla que había salido a buscarlos y una gavilla de narcoterroristas que los emboscaron, colocando minas antipersonas activadas a control remoto y disparando luego a mansalva contra policías y militares. Producto de este cobarde ataque murieron el sargento primero EP, Manuel Pisco Arimuya, el suboficial técnico PNP Jhon Lucana Huamaní y el teniente PNP Jerónimo Chino Anco. Este último era amigo y compañero de Luis Astuquillca y César Vilca.
Solos en el monte, oyendo a lo lejos las señales de una batalla, Astuquillca y Vilca se unieron más. “Ahí nos prometimos, 'Camachín', nunca nos vamos a separar. Nunca nos vamos a separar. Los dos nos dábamos fuerzas”, dice Astuquillca, quien ahora guarda un breve silencio en su relato y traga saliva, mira hacia arriba para que no veamos que sus ojos se llenan de lágrimas.
Esta emoción dura tan solo un momento, Astuquillca recupera el ánimo y continúa. “Así, pasaba un helicóptero y le hacíamos señas. Ya como que nos vieron; pero creo que iban de apoyo a la patrulla que se estaba enfrentando, allá más abajo, cerca del helicóptero que había caído (el de la capitana Flores)”.
“Mi 'camachín' estaba resignado. Yo le daba valor, aguanta 'camacho', aguanta – le repetía Astuquillca–, vamos a salir de esta, ten fe. Dios es grande, la fe es lo último que se pierde. Siempre con el fierro caliente, por si bajaban esos malditos”.

La separación
A estas alturas, la ración de agua se había acabado. Astuquillca aprovechó la lluvia para aprovisionarse y le dio de beber a Vilca, quien a cada momento se debilitaba más.
Esa noche, Astuquillca hizo un lecho con las ramas para que descanse Vilca, lo mantuvo caliente, pese a la lluvia que caía. Le frotó el pecho y la espalda a Vilca con mentolatum.
Durmieron juntos, pegados para darse calor mutuamente. Astuquillca cuenta que por momentos se echaba sobre Vilca para abrigarlo y mantenerlo caliente con su propio calor corporal.
Al amanecer el domingo, todo estaba mojado, así que Astuquillca le puso a Vilca un polo seco, le curó nuevamente la herida de bala y le puso medias secas. Vilca estaba muy debilitado. Le dijo a Astuquillca: “Solo puedo aguantar un par de horas, puedo aguantar hasta el mediodía, ojalá venga el helicóptero a recogernos”. Astuquillca le respondió: “Va a venir, 'camachín', va a venir”.
Cuando menos lo esperaba, Astuquillca que estaba cerca del abismo, recibió dos balazos. Uno le impactó en la pierna izquierda y la otra bala le rozó el codo derecho. “Los cobardes terroristas habían bajado y nos buscaban desde temprano. Habrán sido las ocho. Nos dispararon”, recuerda.
Astuquillca cayó al barranco, “con las justas me agarré de una ramita y le dije: 'Camachín' me han disparado. Y Camachín me dijo: Escapa, 'camachín', escapa”.
“No pude aguantar el dolor del brazo y me caí al barranco hasta abajo, rodando, rodando, caí río abajo. Ahí me separé de mi 'camacho', de mi promoción”, dice con mucha tristeza.
Respira profundamente y prosigue. “Pensé qué le habrán hecho a mi promoción. Yo quería subir y repeler el ataque, defender a mi promoción, pero el abismo, el acantilado, había llovido, el barro, me resbalé. Y ya fue inevitable, no podía subir a defenderlo”, culmina.

Suboficial sí estaba preparado
El suboficial PNP Luis Astuquillca sí estaba preparado para sobrevivir en la selva, dijo el congresista Fredy Otárola, quien lamentó que el caso se haya politizado. “¿Qué declaró el heroico policía que se salvó (Luis Astuquillca)?, que sí estaba preparado para su sobrevivencia, que él ha visto que lo buscaban, lamentablemente por lo enmarañado de la selva no se le pudo rescatar”, resaltó.

Politización
Recordó también que el mismo padre del suboficial PNP César Vilca reconoció que nunca se abandonó la búsqueda, y la mejor prueba es que por rescatar a los dos policías desaparecidos murieron tres efectivos en la oposición utiliza la muerte de policías en el VRAE como plataforma política, sin medir las consecuencias.
"Hay quienes quieren aprovechar políticamente lo que viene sucediendo con las muertes de soldados y policías', dijo el legislador que hizo un llamado a la unidad y pidió respaldar a nuestras Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.

fuente: ElPeruano

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